Seguramente muchos de vosotros os habréis preguntado en algún momento ¿por qué va tan lenta la red o Internet?
Pueden ser cientos los problemas que afecten al rendimiento, desde cuestiones tan sencillas como que el cable de red está desconectado, pasando por problemas de cobertura en entornos Wifi, hasta incluso que nuestro propio equipo no tiene recursos suficientes para abrir una web muy pesada.
Una de las razones más comunes es la congestión del ancho de banda disponible para comunicarnos con otros dispositivos de red. Cuando muchos equipos o muchas conexiones intentan salir por un determinado enlace y este no soporta tanta carga, se producen pérdidas de paquetes, altas latencias y, en definitiva, una degradación de rendimiento en el acceso a Internet o en los servidores privados de la empresa. Si buscamos un símil gráfico podemos ver cómo por un mismo enlace de red no caben más paquetes de datos al igual que pasa en los carriles de una autopista, provocando atascos y retrasos.
Hoy en día existen distintas técnicas para paliar este problema. Muchas de ellas son soluciones basadas en estándares del mercado y otras propietarias de los fabricantes del mundo del Networking.
Las soluciones a este problema podrían ser:
- Priorizar tráfico en base a un criterio dado (IP, puerto, protocolo, etc). Por ejemplo, reservando caudal para las conexiones de Escritorio remoto TCP 3389 pero penalizando las conexiones de envío de correo TCP 25. En este caso, siempre habrá un perdedor y nuestro pobre e-mail con adjuntos de 10MBytes no saldrán tan rápido como antes. Se debería realizar un proceso de “clasificación” para identificar un flujo de paquetes y hacerlo pasar por un sistema de “colas” de prioridad igual que cuando vamos al supermercado y tenemos la opción de pasar por la “cola rápida”.
- Aumentar el ancho de banda de la línea que tenemos contratada con el proveedor de acceso a Internet. Por ejemplo, pasando de 100Mbps a 300Mbps. Aunque esto no siempre es posible, ya que las líneas ADSL no lo permiten.
- Aumentar el número de líneas de Internet o cables entre dos redes, denominado ‘Agregación de enlaces’. Por ejemplo, añadiendo 2 líneas ADSL de 10Mbps al mismo router para conseguir 20Mbps de bajada usando un sistema propietario del fabricante o conectar 2 switches con dos cables de 1Gbps consiguiendo 2Gbps entre dos segmentos de la red.
En este último punto es en el que nos centraremos en este artículo. Hay que matizar que en este tipo de técnicas lo que realmente se proporciona es más caudal o ancho de banda global a un conjunto de equipos y no a un host concreto o una conexión concreta. Es decir, no enviaremos más rápido un correo electrónico pesado, el tiempo empleado en el envío seguirá siendo el mismo Entonces, ¿qué ganamos con esto?. Lo mismo que cuando en nuestra ciudad amplían la autovía con un par de carriles más, permite que más vehículos (en este caso conexiones de red) circulen al mismo tiempo evitando congestiones y retardos. Muchos más equipos podrán conectarse a Internet o a los servidores con menos obstáculos y de manera más fluida. No congestionaremos la línea molestando al resto de nuestros compañeros que podrían estar trabajando por escritorio remoto y el refresco de la pantalla y pulsaciones del teclado irían muy pesadas.
En el siguiente artículo del blog, veremos ejemplos prácticos de cómo configurar algunas de estas técnicas con varios fabricantes, para que podáis implementarlas en vuestras redes con garantía de éxito.