Las empresas y organizaciones con presencia en internet están obligadas a establecer mecanismos para proteger las comunicaciones en línea, garantizando así la privacidad y la seguridad de la información de sus clientes. Una tarea crucial en la que los certificados SSL desempeñan un papel clave.
Este tipo de certificados actúan como una especie de “pasaporte” electrónico. Y se han estandarizado como la principal tecnología de seguridad a la hora de establecer conexiones cifradas. En este artículo profundizaremos en qué son, cómo funcionan y para qué sirven. Además, analizamos sus distintos tipos, ayudándote a elegir el más indicado a tus necesidades específicas.
Qué son los certificados SSL
Un certificado SSL es un certificado digital destinado a autenticar la identidad de un sitio web, habilitando al mismo tiempo una conexión cifrada en los intercambios de datos que se produzcan entre el servidor web que lo aloja y el navegador desde el que el usuario lo visita.
El acrónimo SSL procede del término inglés Secure Sockets Layer (en español, capa de puertos seguros). Estas siglas aluden al protocolo criptográfico capaz de crear ese enlace cifrado entre servidor y navegador web. Cada certificado contiene la siguiente información:
- El nombre del dominio asociado al certificado
- El nombre del titular del certificado
- El número de serie del certificado
- Su fecha de emisión y vencimiento
- Qué autoridad de certificación lo emitió
- La firma digital de esta autoridad
- Una copia de la clave pública del titular del certificado
Su misión es mantener la seguridad en las conexiones a internet, protegiendo los datos confidenciales y evitando que sean interceptados por terceros o ciberdelincuentes.
Su origen se remonta al año 1995, y desde entonces se han desarrollado numerosas versiones del protocolo, subsanando paulatinamente distintos problemas de seguridad. La versión más actualizada, plenamente vigente, presenta un nuevo nombre: TLS (Transport Layer Security) o seguridad de la capa de transporte en español. De ahí que a día de hoy se utilicen indistintamente las siglas SSL/TLS para designar este protocolo.
Identificar si un sitio web que estás visitando dispone de este certificado es realmente sencillo. Puedes hacer la prueba con este blog que estás leyendo. Si diriges tu mirada a la barra de direcciones, encontrarás un icono de un candado cerrado y las siglas HTTPS (HyperText Transfer Protocol Secure, protocolo seguro de transferencia de hipertexto), que confirman que un certificado SSL protege la página, haciéndola segura y confiable.
Cómo funcionan los certificados SSL
Como hemos indicado, los certificados SSL garantizan que los datos transferidos entre dos sistemas (como por ejemplo un navegador y un sitio web), sean imposibles de leer.
Para ello se valen de algoritmos de cifrado de alta seguridad para proteger los datos en tránsito, que podrían incluir todo tipo de información confidencial: nombres, direcciones, contraseñas personales, números de tarjetas de crédito y demás información sensible.
Los SSL utilizan una tecnología denominada cifrado de clave pública o criptografía asimétrica. Este sistema utiliza dos claves para cifrar y autenticar la información: una pública y otra privada. Para comprender su funcionamiento, conviene analizar los pasos que se dan cada vez que visitamos una página web en nuestro día a día:
Este proceso, que a simple vista parece largo y complejo, se ejecuta en milisegundos, pasando totalmente desapercibido para el usuario.
Y lo que es más importante: permite disponer de un canal completamente seguro, ya que solo el navegador y el servidor conocen la clave de sesión, la cual solo será válida para esa sesión específica. Si, por ejemplo, accedemos a esa misma página otro día, se crearía una sesión completamente nueva.
Por qué son importantes y se deben utilizar certificados SSL
En la actualidad, la aplicación de certificados SSL debe ser un aspecto prioritario en cualquier sitio web que quiera transmitir una total confianza a sus visitantes. Y es crítico en aquellos en los que sea necesario la introducción de algún tipo de información personal, requieran iniciar sesión o estén orientados al desarrollo de transacciones económicas.
Los SSL ayudan a mantener un alto nivel de seguridad y salvaguardar la privacidad, protegiendo fuertemente los datos del usuario. También permiten verificar la legítima propiedad del sitio, evitando estafas por sitios web espejo falsos, una práctica muy extendida para la realización de ataques phishing.
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En definitiva: los certificados SSL ponen las cosas más difíciles a ciberdelincuentes y hackers, impidiéndoles rastrear las conexiones, robar datos o usurpar identidades. Razón más que suficiente para contemplar su uso, especialmente ahora que las ciberamenazas no dejan de aumentar, tanto en agresividad como en sofisticación.
Entre las ventajas de implementar un certificado SSL podemos mencionar:
- Protección de los datos: el beneficio más obvio. No solo transmitirás confianza a tus clientes potenciales, también tendrás la tranquilidad de saber que sus datos están totalmente a salvo.
- Factor de ranking para los motores de búsqueda: aunque no debe ser el factor principal para incorporarlos, los SSL pueden ayudarte con el posicionamiento de tu página web. Desde 2014 Google penaliza a aquellos sitios que no los tienen implementados, por lo que el 90% de las búsquedas devuelven webs con seguridad SSL entre los resultados de la primera página.
- Confianza de los usuarios: la presencia de certificados SSL/TLS te permite probar la identidad de tu servidor, demostrando que eres quien dices ser. Lo que incrementará el nivel de confianza de tus clientes, que se sentirán protegidos a la hora de revelarte sus datos. Una confianza que puede tener una incidencia directa sobre tu tasa de conversión.
- Control del malware: los certificados SSL también son capaces de escanear tu sitio web, detectando programas maliciosos que puedan interceptar datos y facilitando la actuación de los equipos técnicos encargados de la seguridad de tu web.
- Flexibilidad: finalmente, es importante recordar que un certificado SSL se puede utilizar en prácticamente cualquier dispositivo, lo que hace de ellos una opción de seguridad muy versátil.
Qué tipos de certificados de seguridad existen
Existen varios tipos de certificados SSL, aunque todos comparten un elemento común: deben ser emitidos por una Autoridad de Certificación de confianza.
Más allá de este «requisito» básico, existen muchas opciones: los hay gratuitos y de pago, dependiendo el precio de su tipología, nivel de validación y seguridad. En la actualidad, podemos destacar tres modelos principales:
Certificados SSL de validación de dominio (DV)
Son la opción más sencilla, económica y asequible. También son los más rápidos de obtener. Como su nombre indica, los certificados SSL de DV se centran en validar únicamente al propietario del dominio. Por tanto, el proceso de validación es mínimo, así como el nivel de cifrado y seguridad. No obstante, pueden ser una opción más que suficiente en páginas que no requieran de la recopilación de datos o la tramitación de pagos.
Certificados SSL de validación organizacional (OV)
Esta versión añade un plus de seguridad, ya que el proceso de verificación no solo valida el dominio: también a la organización propietaria. De este modo, los sitios web que lo implementan mostrarán la información de su propietario en la barra de direcciones, distinguiéndose claramente de sitios web maliciosos. Esta opción suele ser la elegida por las webs con fines comerciales en las que se comparten datos, para garantizar la confidencialidad de la información de los usuarios.
Certificados SSL de validación extendida (EV)
Son los más completos de todos, y, por consiguiente, los más caros. Los SSL de validación extendida conceden un máximo nivel de confianza, ya que muestran toda la información del propietario en la barra de direcciones: el candado, la sigla HTTPS y el nombre de la empresa antes del dominio.
Para conseguirlo, el propietario del sitio web debe pasar por un proceso estandarizado de verificación de la identidad para confirmar que está autorizado legalmente a los derechos exclusivos del dominio. Éste incluye una comprobación de la existencia jurídica, física y operativa de la entidad; comprobación de los datos en registros oficiales; y la verificación del derecho a utilizar el dominio especificado en el certificado SSL.
Esta opción es especialmente recomendable en las webs de comercio electrónico, bancos o grandes empresas, que acogen transacciones frecuentes y gestionan información muy sensible.
Junto a esta clasificación en función al grado de validación, también podemos diferenciar otros tipos considerando el número de dominios que son capaces de proteger.
Por un lado, tenemos los certificados SSL comodín, pensados para proteger un dominio base y todos los subdominios asociados utilizando un solo certificado. Una opción mucho más económica que comprar certificados individuales para cada subdominio. Por otro, encontramos los certificados SSL multi-dominio (MDC), que utilizan un certificado para varios dominios, protegiendo a su vez muchos dominios o nombres de subdominios únicos.
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¿Qué tipo de certificado SSL necesitas?
La decisión sobre qué tipo de certificado SSL utilizar en tu web dependerá de tres factores: el nivel de seguridad que quieras proporcionar a sus usuarios, el número de dominios a proteger y el ámbito de tu negocio online. Utilizarlos puede ahorrarte más de un disgusto y contribuir a que tu web alcance un posicionamiento óptimo.
Las reglas a seguir para decantarte por una opción u otra son simples: a mayor complejidad, mayor nivel de seguridad deberás ofrecer. Si, por ejemplo, únicamente tienes una web informativa con carácter personal (como un blog), bastará con un certificado de validación de dominio. Una opción que también es válida para webs corporativas sencillas en las que no se produzcan intercambios de datos con los visitantes.
En cambio, si tu web está orientada a cualquier tipo de negocio digital, aunque no implique transacciones económicas, será más conveniente optar por un SSL de validación de organización. Ten en cuenta que los usuarios utilizarán contraseñas y datos personales para acceder a ella, por lo que deberás ofrecerles una capa de protección adicional.
Finalmente, en caso de que tu sitio esté pensado para la ejecución de compras y ventas (ecommerce o tienda online), entonces necesitarás un certificado de validación extendida EV. Con él dispondrás de una certificación del máximo nivel, garantizando la completa confidencialidad de los datos de pago, tarjetas de crédito y demás información crítica.
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