Tradicionalmente, los sistemas operativos de Microsoft, en su versión completa, han trabajado sobre arquitecturas x86 y x86-64. Con el auge de los dispositivos móviles, tabletas y convertibles sin poder hacer frente a Android e iOS, Microsoft se ha visto forzado a ‘mover ficha’ para no quedarse fuera de este mercado. Los sistemas Windows Mobile, no han convencido a los usuarios.
Nos centraremos en este post en la arquitectura ARM en los pros y contras respecto a x86. Sin entrar en mucho detalle destacaríamos su eficiencia energética y bajo coste, comparándolos con algún soc de Intel para dispositivos móviles.
El pasado año Microsoft anunció que ‘adaptaría’ su versión completa de Windows 10 para que pudiese ejecutarse en dispositivos ARM y así dar más compatibilidad a su sistema operativo estrella. Actualmente, y tras muchos meses de pruebas y benchmark en la red, van apareciendo las primeras tabletas y convertibles corriendo sobre la arquitectura de moda. HP, Asus o Lenovo, ¡ya están listos para lanzar al mercado sus productos!, que pronto veremos en las tiendas.
Qualcomm, uno de los principales fabricantes de chips ARM, ha sido el que más fuerte apostando en esta nueva senda de Microsoft, con SnapDragon 845; prometiendo un 30% más de potencia con un 40% menos de consumo, comparado con generaciones pasadas de procesadores.
No todo es tan bonito, el principal problema al que se enfrentaban en este nuevo reto, es la compatibilidad en el software. ¿Qué pasa con los programas diseñados en x86? ¿Y los drivers? Al ser arquitecturas diferentes, no sería posible ejecutar programas directamente y los controladores tendrían que ser rediseñados.
El uso de programas parece haberse solventado mediante emulación nativa, por lo que usuarios y desarrolladores no deberán hacer nada al respecto para que podamos ejecutar programas como Photoshop, compresores, etc.. El tema de los drivers si deben ser proporcionados por los fabricantes y esto nos puede llevar a incompatibilidades con dispositivos más antiguos. El tema de juegos sobre Windows 10 también quedaría mermado, ya que sólo funcionarían los que usasen las librerías OpenGL y con restricciones.
Está claro que, para un usuario normal que navega por Internet, consulta correo y ve algún vídeo que otro, todos estos detalles no llegarán a afectarle en absoluto, pero si verá como la autonomía de su portátil ha mejorado sustancialmente. Para usuarios avanzados, que requieren de herramientas más específicas, si puede llegar a suponer, al menos al principio, un problema en su trabajo diario.
El tiempo sólo dirá si Windows 10 tiene éxito o, tan sólo, queda en una anécdota para el recuerdo.